Un interesante ensayo fotográfico fue presentado como trabajo de titulación en la Licenciatura en Artes Visuales de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

Se trata de la exposición intitulada «Metáforas de hibridación fragmentada», presentada por la artista Sabina Loghin Tiu, juarense de origen rumano.

La muestra que fue presentada este lunes en la Galería del Edificio Z del Instituto de Arquitectura, Diseño y Arte, está integrada por 13 impresiones digitales en fincas abandonadas (en su mayoría) y con dos modelos que portan trajes típicos de México y Rumania, a quienes sin embargo no se les observa el rostro.

Los títulos son sugerentes: El rapto, La espera, Restos, Aparador, Espejo, Remembranza, El juego, Laberinto, Hermanastras y Vuelo abstracto.

La exposición es el resultado de un año y medio de investigaciones, y su temática es «bastante personal», dijo la artista, quien definió su trabajo como un «autorretrato fotográfico».

A continuación, el texto ofrecido como introducción al público:

El contexto de la frontera, sus espacios silenciosos y olvidados tienen directa relación con mi memoria, busco en ellos esa remembranza, esa añoranza que fue y ya no es. Espero de alguna forma que las fotografías me revelen eso que me falta, eso que busco en esos espacios,una nostalgia compartida de un pasado que parece distante.
Esta exposición puede ser observada como el resultado de una acción performativa en la cual se busca asociar fragmentos de vidas pasadas en el territorio de lo ausente. El proceso es una reflexión sobre la identidad cultural a partir de una hibridación entre la cultura rumana y mexicana impregnada del deseo, a veces melancólico de sentirse al amparo de lo conocido, como remembranza de aquello que alguna vez fue y que continúa aferrándose a sobrevivir.
En la constante búsqueda por encontrar lo que ya no se tiene, Sabina pone en manifiesto su adhesión cultural a través de la fusión de dos trajes típicos, ocultándonos su rostro y cuestionando constantemente su identidad, cuyo axioma se encuentra tanto en su entorno cotidiano como en los espacio abandonados que ha dejado el olvido.
Todos los elementos que constituyen la exposición tienen un significado metafórico que nos permite en tender la propuesta a partir de la realidad de vivir en la frontera como un espacio que simbólicamente representa separación, unión, principio y fin, a partir del cual se busca pensar esa otra identidad que ya no es la rumana ni la mexicana.