El género World Music se hizo presente en el Festival Internacional Chihuahua por conducto del artista judeo-marroquí Emil Zrihan y su ensamble de talentosos instrumentistas en la tercera fecha de eventos masivos.

Conocido como el “Ruiseñor de Marruecos”, Zrihan interpreta piezas musicales con reminiscencias árabes del norte africano, judaicas,  flamencas y hasta gitanas, en una fusión que sólo puede ser calificada de única.

Las notas de la bandola oriental, flauta, acordeón, tambor y pandero acompañaron al «Ruiseñor» en toda la docena de piezas que interpretó, excepto en una en la cual cantó a cappella, haciendo gala de un excepcional rango vocal.

-Qué  buen falsete…- observó una espectadora cuando el «Ruiseñor» entonaba partes de  una pieza con las características notas agudas del contratenor (su tesitura natural).

Al tiempo que interpretaba las vibrantes canciones en lenguas ininteligibles para la mayoría de los espectadores, el artista movía su cuerpo al ritmo de la música y con ademanes de sus manos invitaba al público a seguirlo, que no cesó de acompañarlo con sus palmas.

Sólo en la canción del pilón, algunos se animaron a seguirlo.

Lo que reunía todos los requisitos para ser una velada memorable con un extraordinario artista, tuvo el incidente del viento, que a mitad del concierto se presentó en forma de fuertes rachas, generando ruido de fondo en el sistema de audio y que hizo deslucir un poco el trabajo de los músicos.

El viento también despeinó al cantante y le desordenó las partituras en las cuales se apoyaba para sus interpretaciones.

Hablando en un dificultoso español, el artista se dijo feliz de estar en Juárez.

A diferencia de otros masivos, el público no coreó la clásica «otra, otra», sino que uno de los músicos preguntó «¿Quieren otra?» Tocaron la última y luego de agradecer al público con una reverencia, se despidieron ´cuando ya el viento ya no soplaba más y había regresado la calma.   (Fotos: Antonio Ramos Solis / Juarez de mis Recuerdos (Original))