Y EN EL PRINCIPIO FUE… EL RACISMO


Un siglo de discriminación y odio hacia los migrantes -particularmente los de origen mexicano- es el tema que aborda la más reciente puesta en escena de Telón de Arena, estrenada este jueves en nuestro país luego de haber sido presentada primeramente al público de la gira en Alemania. La sede es el Teatro Experimental Octavio Trías, del jueves 11 al domingo 14.

Intitulada A la orilla del río -frase sacada de la canción Morir en el río, de los Silver, incluida en el fondo musical-, el texto incluye citas de los escritores Eduardo Galeano y David Dorado Romo, y de los poetas Ricardo Morales y Jorge Humberto Chávez, así como del compositor Beto Lozano, y fue escrito por Perla de la Rosa.

La obra mezcla mitos (los que rodean a la mariposa monarca) y realidad con el enfoque puesto en las mujeres y hombres migrantes, y para ello echa mano de recursos multimedia: la obra abre con una sucesión de imágenes proyectadas sobre el fondo del escenario, con las variadas vías de la migración: el mar (Lampedusa), la selva (a lomos de La Bestia), y el desierto.

De ahí, el elenco integrado por seis actores -tres hombres y tres mujeres- ofrecerá al público un retrato intimista del migrante que tocó representar a cada uno, utilizando por toda utilería tan sólo unas mochilas.

La obra es físicamente muy demandante para los participantes, debido cada uno representa a varios personajes, y a que incluye performance y cuadros coreográficos durante 90 incesantes minutos ya que es un solo acto.

Hay referencias a la niña ecuatoriana Nohemí, hallada muerta en un albergue, y de Óscar y Valeria, padre e hija salvadoreños ahogados hace semanas en el Bravo. A  la masacre de los 72 de San Fernando y otros casos más de violaciones a derechos humanos.

Hay las obligadas referencias al presidente Donald Trump en una imagen y en audio en una parte del discurso como candidato en el cual ofendió a los mexicanos y anunció la construcción de un muro en la frontera como promesa de campaña.

Hay referencias a la brutalidad de polleros y migras por igual que orillan, en el caso de la frontera México-Estados Unidos a los migrantes a jugarse la vida por caminos cada vez más peligrosos. Es explicada y recreada cómo es la muerte de una persona en el desierto, algo por desgracia presente en nuestro días.

No todo es tragedia. Hay momentos chuscos con una pareja de novios (él mexicano y ella estadounidense), en referencia a las bodas a mitad del puente internacional, así como el episodio protagonizado hace más de un siglo (en 1917) por la jovencita Carmelita Torres, quien se negó someterse al proceso de desinfección (con ácido cianhídrico o Zyklón B, posteriormente utilizado por los nazis en los campos de concentración), y que generó una rebelión de cientos (o miles) de mujeres, como muestra evidente del racismo que surgía en los Estados Unidos hacia su vecino del sur.

Hacia la parte final es abordado el caso del gran abrazo fronterizo (#HugsNotWalls) que en los últimos años han protagonizado cientos de juarenses precisamente a mitad del río.

Suenan entonces los acordes de Morir en el río mientras en el escenario una sola pareja simboliza ese gran abrazo fronterizo y binacional (y sus compañeros harán lo propio con el público), cuya séptima edición fue cancelada por las autoridades estadounidenses.

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