A través de la revista del Colegio de Ingenieros Civiles de Ciudad Juárez, A.C., un estudiante de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez da a conocer lo que es la experiencia de cursar un semestre en el extranjero.
Se trata de un estudiante que participó en el Programa de Movilidad Académica que la UACJ ofrece a estudiantado y profesorado a fin de que amplíen su formación a través de estancias académicas en instituciones de educación superior nacionales e internacionales.
A continuación, la experiencia relatada por este universitario:
Soy Nivardy Ochoa, estudiante de Ingeniería Civil en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y tuve la oportunidad de realizar una estancia académica del mes de enero al mes de julio de este año en la Universidad del País Vasco en Bilbao, España.
No voy a negar el que no me haya sentido nervioso de estudiar allá, a fin de cuentas era el viejo mundo. ¿Cómo yo, un chico de Juárez, podría contra esos nuevos retos? La primer semana en que asistí a la universidad me sentí como niño de primaria o secundaria que iba a su primer día de clases: esa sensación de no conocer a nadie, de no saber cómo realizar un acercamiento con un compañero. Era difícil pensar en común.
Los profesores tan sólo asistían a su hora de clase y comenzaban a impartirla. No importaba lo que los alumnos hicieran, mientras no hicieran mucho ruido. Así como había alumnos que prestaban atención, otro ni asistían. Me percaté de que no asistían al momento de presentar el examen, pues lo que yo creía era un grupo de 22 alumnos en realidad era de 45. Los alumnos no tomaban notas y eran pocos los ejercicios que se realizaban en clase.
La mayoría del material se encontraba en una plataforma Moodle en línea, muy similar a las que se utilizan en Juárez, y si tenías alguna duda sobre un tema, era necesario agendar una cita con el profesor para verlo en su despacho.
En una de mis clases la profesora nos hizo formar equipos, lo que me facilitó acercarme a mis compañeros, pues allá los alumnos no son tan sociables. se quedan en sus cuadrillas de amigos y es muy difícil acceder a ellas. Gracias a esto pude ver cómo eran el resto de clases para los estudiantes de Civil, y cabe destacar que en el tema de estructuras profundizan mucho. Todo lo que yo he visto en la carrera con relación a estructuras ellos lo ven en dos semestres. Esto volvió hacer que me sintiera asustado por cómo me iría en mis clases, pero a como pasaron las semanas me di cuenta que en realidad no era difícil, en realidad yo no tenía ninguna dificultad, yo era quien llevaba la delantera en el resto de áreas como suelos, planeación, costos, hidráulica, topografía, etc. Yo lideraba los proyectos de clase, manejaba el equipo de topografía, de laboratorio, software de ingeniería, incluso la utilización de AutoCAD se les complicaba. Y todo esto lo aprendí en Juárez. Me di cuenta que no estamos tan mal, que no había necesidad de preocuparme como lo hacía en un principio.
Las clases tenían horarios completamente diferentes a los de aquí, pues en Juárez tienes la oportunidad de elegir materias y formar el horario que te conviene. En Bilbao esto era muy difícil. Yo asistía a la universidad por la mañana, tarde y noche. El horario tan quebrado no permitía que uno como alumno pudiera tener trabajo de medio tiempo.
Mis compañeros no sabían nada de trabajos en campo o de diseño y planeación en oficina. Todos quedaban sorprendidos al saber que en Juárez los estudiantes se desarrollaban en el campo laboral de la Ingeniería Civil, ya sea por prácticas profesionales, servicio académico o sencillamente por trabajo. Con todo, esto es como me percaté de la importancia de que los estudiantes conozcan de manera cercana cómo es la vida de la carrera que estudian.
Tengo que agradecer a la universidad por tener este tipo de programas, y al Colegio de Ingenieros Civiles, que me apoyó para poder realizar este intercambio. Esta experiencia abre una perspectiva y una mentalidad diferentes sobre cómo y dónde estamos y saber que somos competitivos a nivel internacional y que no podemos quedarnos atrás.
Invito a todos los jóvenes próximos a titularse, a integrarse a las actividades del Colegio de Ingenieros. Es un organismo de puertas abiertas y con oportunidades para quienes iniciamos nuestra vida profesional. (Texto: revista del Colegio de Ingenieros Civiles de Ciudad Juárez, A.C. / Foto: muro de Nivardy Ochoa)