Fueron momentos muy íntimos, pero intensos también, para un grupo menor al que horas antes participó en la primera marcha del día, a convocatoria del colectivo Hijas de su Maquilera Madre.

La segunda marcha fue ideada para idear el último recorrido de Isabel Cabanillas, desde el bar Eugenio hasta el cruce de calles Inocente Ochoa y Francisco I. Madero.

Portando veladoras y con sus rostros cubiertos muchos de los asistentes, se concentraron en la calle Ramón Corona a pocos metros de la avenida 16  de Septiembre.

A las puertas del bar, colocaron las primeras veladoras, y a partir de allí trazar un camino luminoso colocando una veladora encendida cada diez pasos.

Luego de unos minutos de respetuoso silencio, la columna recorrió el trayecto para llegar al sitio donde el domingo anterior fue plantada una cruz rosa con el nombre de Isabel. Allí colocaron más veladoras encendidas e inició la vigilia.

Nuevamente fueron minutos de respetuoso silencio, que fue roto por algunos sollozos de compañeras de la artista, activista y universitaria asesinada. A la distancia, unidades de la Policía Municipal estaban a la expectativa.

Mientras que de día la constante fueron los gritos de indignación y rabia, durante la noche fueron amorosas palabras dirigidas a  Isabel.

«Alguien decidió apagar tu luz, pero tú has encendido la de cientos«, dijo con voz trémula una de las jóvenes que tomaron la palabra para expresar de vida voz sus sentimientos o para leer algún escrito (prosa y hasta poeísa) hacia el término de la vigilia en la cual se reiteró que continuarán las actividades en la exigencia de justicia.