El artista visual Juan Pablo Chipe y su exposición El boxeo como una de las Bellas Artes, fueron los encargados de inaugurar una nueva etapa en el Centro Cultural de las Fronteras como sala magna de arte contemporáneo.
Esta muestra que inicialmente fue presentada en Madrid hace un año, fue instalada en la Sala Oro del principal recinto cultural universitario, donde permanecerá hasta abril del 2020.
La exhibición es multidisciplinaria con elementos de pintura, fotografía, video, instalación, escultura, collage y fanzine. Está inspirada en uno de los trabajos ensayísticos del poeta mexicano Salvador Novo, así como en otros artistas que hacen referencia a este deporte en su obra.
Originario de Nogales (Sonora) pero avecindado en Madrid donde se ha desarrollado como artista visual, Chipe indicó que la exposición no es sobre los boxeadores, sino sobre el boxeo en sí, y que el proyecto le tomó cuatro años de investigación.
Para ello, él mismo se entrenó en este deporte para contar su experiencia en primera persona, como se puede observar en algunas de las piezas, destacadamente la que se encuentra a la entrada donde el artista aparece coronado con un casco dorado y con guantes a juego.
La pieza mayor es un retablo tipo collage que ocupa gran parte del muro posterior de la sala, que muestra a muchas de las glorias del boxeo (inclusive cinematográfico, como Rocky Balboa personificado por Silvester Stallone), además de íconos de la cultura pop como la pintora Frida Kahlo.
Una instalación similar está en el piso; al centro de la sala. Allí destacan las imágenes de Julio César Chávez y (nuevamente) Rocky Balboa.
Una tercera, más pequeña son un par de guantes frente a un collage con con grupo pop One Direction.
Otros artistas colaboraron en el proyecto, entre ellos Valentín Vergara en la fotografía, y Marucha Mateos y Nacho Fidalgo en la confección e impresión serigráfica de un juego de bata y shorts de boxeo, que son portados por un maniquí.
Quien mejor que el propio artista para para explicar qué lo inspiró para esta exposición:
Es más fácil pensar al boxeo como un arte de lo que se cree. Para empezar este noble quehacer reune: una colmada lista de reglas y tradiciones; una conexión profunda con el ver y hacer como expresión fiel de la mimética; una luz y sombra que lo dotan eminentemente corpográfico; un parecido con la danza independiente de cualquier peso. Y aunque violentos, sus golpes son una sinfonía que puede durar de 3 a 12 rounds.
Como asunto de la mímesis estética, el boxeo ha ejercido una fascinación desde fines del siglo XIX. Hoy resulta imposible dejar pasar a Jack London que en «Por un bistec» o en «El Mexicano» dejó unos de los mejores cuentos jamás escritos. Citar a Ernest Hemingway para iniciar un recorrido interminable por el mundo de las letras, o a George W. Bellows que plasmó en un célebre óleo el instante en el que Firpo arroja a Dempsey fuera del ring; o Thomas Eakins, Umberto Boccioni, Salvador dalí o Steve Huston para dar cuenta de volúmenes y masas de color conque la pintura se ha acercado al ring. Y en la escultura pues… ¡Hasta Rocky Balboa cuenta con un monumento!
Enseguida, la reseña de Tomás Contreras, quien fungió como curador de la exposición:
Juan Pablo o ‘Chipe’, inspirado en el trabajo intelectual sobre el Boxeo de Salvador Novo (poeta y ensayista mexicano), Miles Davis (músico de Jazz americano) y Arthur Cravan (el poeta y boxeador suizo), desarrolla un proyecto de experimentación en primera persona el entrenar y aprender a boxear durante 3 años (2014-2017), muy al estilo de la sociología participativa que se practicó en Chicago por allá de los 80’s sobre este arte.
Lejos de la óptica de proeza heroica que el cine muestra sobre el boxeo, Chipe descubre que el entrenamiento en el gym con su cuadrilátero, peras, lazos para saltar, espejos y otros cuerpos que ensayan, son lo mismo que un taller de arte y su aprender haciendo. Que ahí se descubre que en realidad su práctica es método tradicional de transmisión que expresa y perpetúa la historia del cuerpo, basado en el respeto a la herencia recibida. Y que la práctica de este arte obedece a una lógica que se efectúa: directamente en la gimnástica corporal como según Bourdieu escribiera; sin pasar por la conciencia discursiva ni la explicación reflexiva; excluyendo la aprehensión contemplativa y destemporalizadora de la postura teórica.
Pocas actividades son tan prácticas como el boxeo. Sus reglas que no son otra cosa que movimientos del cuerpo aprehendidos completamente en la práctica dando y recibiendo golpes son las que revelan su belleza – por más espectáculo que sea hoy. La experiencia de esta práctica se inscribe en la frontera de lo decible e inteligible intelectualmente. Considerando el cuerpo y particularmente las manos como combatiente ágil, se valora y aprende a endurecer el cuerpo y el carácter sufragando en la paradoja extraordinaria del boxeo: usar el cuerpo sin desgastarlo.
En este universo específico de la mimética, así como del arduo trabajo fomentando la disciplina y el bienestar físico y mental, Chipe al igual que como descubrió Wacquant en Chicago, se permite mantener y multiplicar el capital corporal por numerosas técnicas: respirar durante el esfuerzo, pasar por los tipos de esquives, pomadas, ungüentos, elíxires y ejercicios de regímenes especiales. Seguro que también vendió sus puños y sus guantes al estilo de Ushio Shinohara en el Art Pop japonés y, en el afán de entrenar, entregarse y no tomar atajos para conseguir la belleza, presenta ahora en ésta, la Sal Oro del Centro Cultural de las Fronteras, lo que será el segundo asalto expositivo de su gesta «El Boxeo como una de las Bellas Artes».
Se indicó que para gestionar este tipo de muestras artísticas, la Subdirección de Difusión Cultural y Divulgación Científica cuenta con una nueva Oficina de Proyectos Expositivos a cargo de Daniela Gutiérrez, egresada de la Licenciatura de Artes Visuales de la UACJ.