Intitulada Castigos en el aire, la primera novela de la poeta Arminé Arjona fue presentada el pasado fin de semana en el marco de las Jornadas Bárbaras, organizadas por la Secretaría de Cultura estatal.
Se trata de una obra que fue concebida hace casi una década, a partir de un taller de novela impartido por el escritor Élmer Mendoza en Ciudad Juárez, y en el cual cada participante debía presentar un proyecto literario.
«La vena poética de la autora aflora en su narrativa», señala en el prólogo Claudia Chacón Bustamante, del colectivo Juaritos Literario, y añade que la novela «reune las historias de cinco presidiarias de la cárcel Condado de El Paso (Texas), cuyos infortunios responden más a situaciones azarosas y malas decisiones que a la intención de delinquir,» y que «al igual que otras de sus obras —Juárez tan lleno de sol y desolado (2005) y Delincuentos, historias del narcotráfico (2009)—, la autora convierte el espacio fronterizo en su escenario de acción y, al mismo tiempo, de reflexión».
En este contexto, «el enfoque de la problemática criminal que propone esta novela cumple una de las labores más nobles de la literatura: situarnos en los zapatos de alguien cuya realidad nos parece ajena para, desde ahí, sensibilizarnos, volver a nuestra humanidad y, probablemente, también encabronarnos,» agrega Claudia Chacón.
Y precisamente esa característica que distingue a la obra de Arminé (primordialmente poesía y cuento), está presente en la novela, y así lo señala la prologuista: Los diálogos muestran el hablar propio de la zona, ese español agringado lleno de préstamos lingüísticos que genera un recorrido intermitente entre las dos lenguas, a la vez que revela el origen hispano de la mayoría de los habitantes de El Paso… Si te sueltan mañana, ya no vuelvas, fuck the court, fuck everything… Go back to México. You can’t trust justice. Don’t come back.
Más de lo que el lector encontrará en esta obra: «Mediante estas historias el lector reflexionará sobre la culpa o inocencia que recae en los personajes, pero más allá de ese debate, atestiguará que su peor crimen consiste en pertenecer a un grupo socialmente marginado: los hispanos, las trabajadoras sexuales, la comunidad LGBTQ+, o simplemente ser mujer».
La velada literaria que contó con una lectura por parte de la propia autora, incluyó el lanzamiento de una línea de camisetas con frases de Arminé como las que, en sus años mozos, solía plasmar a golpe de brocha en los muros por toda la ciudad (como la de «Abrazos no balazos«, de su autoría y de la cual posteriormente se apropiaría ya saben quién (YSQ).
Almendra Ochoa fungió como presentadora de la ceremonia que se llevó a cabo en una de las salas del Centro Cultural Paso del Norte.