VIAJE VISUAL AL PAÍS DE LA INFANCIA


Teniendo como sede la Antecámara de Proyectos del Museo de Arte de Ciudad Juárez, este viernes fue inaugurada la exposición El papel vence a la piedra, de la artista visual Nayeli Hernández.

Se trata de la segunda parada de este proyecto artístico, ya que anteriormente estuvo en el Museo Sebastián, en la ciudad de Chihuahua. En el museo fronterizo estará seis semanas, se indicó.

Al recibir a los visitantes en la sesión inaugural, la artista expresó que se trata de obra que es el resultado de un ejercicio personal de introspección que se remitió a su infancia, utilizando como instrumentos la fotografía, el dibujo y la pintura.

Al centro del recinto, un mural integrado por tres paneles en formato de cuaderno de colorear permite ser intervenido con crayones por parte de los visitantes.

Egresada del Programa de Artes Visuales del IADA-UACJ, Nayeli forma parte de Bravas Colectiva, agrupación de artistas juarenses enfocada en gráfica urbana con un toque feminista.

A continuación se transcribe la reseña de la exposición por el escritor Antonio Rubio Reyes:

Los colores de la tortuga
El papel vence a la piedra es una propuesta visual y poética sobre la infancia donde Nayeli Hernández recrea un álbum familiar con sus característicos eventos clave: fiestas de cumpleaños, pasteles. Winnie Pooh, Campanita, la familia. Esta representación del país de la infancia, que generalmente conforma el álbum familiar que contiene nuestra historia, se traduce aquí como un cuaderno para colorear. Es emblemático ese momento cuando de niños aprendemos a pintar, el juego de no salirse de la raya, la educación que hay entre el primer garabato y el último dibujo pintado bajo un primer sentido de lo estético, nuestro primer escalón al espacio del arte. En la exposición, el espectador se involucra con este mundo de dibujos y lo dota de iluminación, vida y sentido. Las fotografías están inalterables, pero los colores y la interpretación, como en la memoria, cambiarán.

En El papel vence a la piedra leemos un breve cuento donde una tortuga observa a una niña columpiarse en soledad: «Llevo toda una vida dándole valor a este espacio. Este espacio que soy yo».

El relato recrea ese momento en la infancia donde ella aprende a crear mundos posibles: «Cuando estaba en primero de primaria, tenía que escribir un cuento». Por un lado, la metáfora de una tortuga que observa a una niña. Por otro, una niña que piensa qué personaje puede protagonizar una primera historia: la tortuga.

Finalmente, está «Lágrimas en papel«, propuesta que recuerda a los experimentos orgánicos de la poesía visual donde el lenguaje más concreto se mezcla con el cuerpo o el paisaje. En este caso son fragmentos borrosos de un diario donde se destacan palabras como «la noche antes», «inmóvil», «imaginado», «error», «vergüenza», «abracé». Son acompañadas por lágrimas en albanene. El color, el lenguaje y el organismo se acompañan para abrir una puerta hacia las emociones de la artista; no sólo están ahí en palabras aisladas, sino en la sal seca de las lágrimas.

Más: https://bit.ly/35XC4tm

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