Por cientos, los juarenses se volcaron a las honras fúnebres de la jirafa favorita de todos durante dos décadas: Modesto, fallecido a los 22 años.

La tarde del jueves -un día después del deceso- fue abierta al público la zona donde yacía el cuerpo sin vida, cubierto enteramente con una gruesa lona, bajo la cual sólo asomaban dos pezuñas. Una carpa protegía del inclemente sol. En buena parte de la reja perimetral, desde la víspera fueron dejados dibujos y cariñosos mensajes de despedida.

En grupos de diez fueron admitidos los visitantes, para colocar desde una sola rosa (blanca) hasta coronas florales. Un arreglo floral en forma de jirafa y juguetes de peluche con igual forma, fueron colocados por niños y adultos, hombres y mujeres, algunos con lágrimas en sus ojos.

Una mujer adulta mayor lloró a voz en cuello, y fue retirada instantes después por el personal del parque mientras la larga fila de quienes esperaban ingresar crecía sin cesar.

Del cielo que apenas unos minutos antes se había encapotado, repentinamente comenzaron a caer gruesas gotas de lluvia que obligaron a muchos a abandonar la fila y a guarecerse en la entrada techada del parque. Otros, soportaron estoicamente el aguacero, que duró apenas unos minutos.

El lugar donde fue colocado el cuerpo estaba a unos cuantos metros de donde estaría su lugar de descanso eterno, donde ya había sido cavada una gran fosa.

Ambos sitios quedan a la vista desde la reja exterior del parque, por el lado del estacionamiento compartido con La Rodadora.

Internautas hicieron notar el hecho de que, semanas antes, había fallecido don Miguel, cuidador de Modesto por más de ocho años.

Se ha manejado la versión de la construcción de un memorial para Modesto, además del homenaje.

QEPD.