En lo que se pretende sea el arranque de una nueva tradición fronteriza, este miércoles se llevó a cabo el primer Desfile de Día de Muertos, que resultó ser corto y atestado de marcas comerciales (funerarias, tiendas de conveniencia, equipo de futbol, etc.).
En el corto recorrido (del Parque Borunda al Paseo Juan Gabriel), participaron grupos de matachines, jinetes y escaramuzas charras, luchadores y hasta el popular «Yuri» se coló con su venta de algodones de azúcar.
Hubo algunas mojigangas, apenas algún carro alegórico y -eso sí- mucha danza al estilo del Noa Noa.
Entre el público -mucho más numeroso que en los actuales desfiles cívicos- había personas caracterizadas para la ocasión.
El desfile abarcó unas cuantas cuadras con los correspondientes cortes a la circulación, y fue a vuelta de rueda prácticamente.
Es de hacer notar que los paraderos del BRT fueron utilizados por muchos para desde allí observar mejor el desfile, al que siguió la verbena en el Paseo Juan Gabriel e inmediaciones de la casona, donde habían sido instalados algunos altares de muerto, destacando un tzompantli como ofrenda monumental.
Como incidentes del evento se supo de un altercado y pelea entre mujeres por supuestamente obstruir la vista del desfile, y que algunos perros llevados por espectadores se alteraron al paso de los Xoloitzcuintles que abrieron la marcha, sin pasar a mayores (a diferencia del humano).