Estaría en gestación un movimiento para que todo mexicano pueda armarse para su legítima defensa. Al menos esa es la tesis del coautor Ernesto Villanueva, quien recientemente presentó su libro «Seguridad, armas de fuego y transparencia», en cuyas páginas son analizados los «prejuicios y mitos» en torno a las armas.

El coautor de esta obra considera que las armas han sido de algún modo «satanizadas», esto es que «las armas son malas» por si mismas, lo que ha llevado al ciudadano a no ejercer su derecho de posesión y portación.

El autor, quien es miembro del Instituto de Ciencias Jurídicas de la UNAM, argumenta que la actual Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos es una normatividad obsoleta y que sólo ha dejado en estado de indefensión al ciudadano común.

El Artículo 10 Constitucional contempla la posibilidad de los mexicanos de poseer y portar armas, pero la ley reglamentaria -inferior en jerarquía- restringe ese derecho y le otorga a la Secretaría de la Defensa Nacional el monopolio sobre el tema en el otorgamiento de permisos y licencias, y hasta en la venta legal de armas y cartuchos.

El autor considera que las trabas al ciudadano común, sólo ponen en mayor ventaja a los delincuentes, que se surten del mercado negro.

Por ello, consideró viable la integración de «una gran alianza en defensa del derecho de legítima defensa», para lo cual urgió que el tema sea abierto al debate público.

Actualmente, a los ciudadanos sólo le está permitido registrar armas de calibre inferior a 9 milímetros, ya que éste y los superiores son exclusivos del Ejército y las Fuerzas Armadas.

Calibres inferiores a éste, no sirven para una defensa eficaz ante un delincuente, que muchas veces está mejor armado que inclusive la policía, según la exposición.