La complejidad de las relaciones interpersonales -particularmente las de pareja- fue el tema del Dr. Rubén Ibarra Ayala, en el marco del Tercer Seminario Humanista en su tercera jornada y que concluye este lunes y que tienen como sede el Centro Cultural de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).
Ibarra Ayala es médico, sexólogo, psicoterapeuta y autor de libros sobre el tema, y en este congreso participó con la conferencia magistral intitulada «El amor: un camino hacia paz».
El amor es un acto reflexivo, asociado directamente con la libertad de elegir, y que se da «de dentro hacia afuera, para amar al de enfrente», y tiene como condición previa el amarse a sí mismo (como lo indica la sentencia bíblica).
El amor no emerge naturalmente, ni en forma mágica, sino que se educa y se forma, y en las relaciones -particularmente la pareja- se debe manifestar con actos que él otro pueda «leer», según la explicación del conferencista.
Las relaciones se van «enredando» como consecuencia del «choque» entre el YO de cada quien, que es la perspectiva personal de la realidad física y social. De ahí que surjan diferentes «estilos» de amar y se van violentando las relaciones, y su primer signo es la colocación de «atributos» («eres esto»… «eres lo otro»…)
Así, la relación ya no es «el lugar tan grande para que quepan ambos YOes a plenitud con sus lados claros y oscuros (virtudes y defectos)», y cuya triada son la responsabilidad, el compromiso y el respeto.
Las personas que viven violencia intrafamiliar tienen conceptos erróneos del amor. Por ello, la mujer maltratada aún así se siente amada, y el maltratador llega a creer que está manifestando amor.
-Pinche amor, da pa´todo…- dijo el conferencista para luego indicar la necesidad de mostrar a quienes viven esas situaciones «formas alternativas de amar».
-…Pero no de querer, porque ello implica el deseo de poseer al otro YO. No es una referencia al amor, pareciera estar más relacionado al EGO-, dijo.
En este tipo de situaciones -a contrapelo de la creencia generalizada- no se da la relación lineal víctima-victimario, porque así como ambos son copartícipes en los actos amorosos, también lo son en los actos violentos, así sea con una actitud pasiva o aparentemente indiferente.
-La dinámica violenta es co-construida por los actores participantes de la misma obra…- señaló para indicar que sí hay víctima y victimario en donde no se ha establecido una relación y se suscita una agresión.
Adicionalmente, a las mujeres las enseñaron a salvar al mundo, y en referencia a hombres que definitivamente no les convienen como pareja, generalmente dicen que «por mí, va a cambiar», y ello difícilmente ocurre.
Debe recordarse que la intimidad es «la capacidad de compartir el mundo con el otro YO, con la certeza y la confianza de que no lo mío no será utilizado en mi contra, y si así sucede, se tiene la libertad de retirarse», según la definición del autor, y que de una relación violenta y en la que el respeto no existe más una demostración de amor puede ser -paradójicamente- dejarla.
La intimidad es ese «lugar común donde caben los dos, para crecer», y lo que debemos buscar sea una relación de pareja, dijo para terminar con una serie de reflexiones de la tradición nativa estadounidense (sioux), de canta-autores como Alberto Cortez y Bob Dylan, así como de otros autores como Paulo Coelho.
