Como cada 15 de mayo, la comunidad del Valle de Juárez rindió homenaje al patrono de los agricultores: San Isidro Labrador, cuya representación en un par de pequeñas figuras de bulto fue sacada en procesión para una ceremonia simbólica de sanación de las aguas y bendición de las tierras.

La procesión partió del Museo Regional que se encuentra en el ejido San Agustín, poco antes del mediodía, y la cual se Integraron principalmente niños y adultos mayores. Uno de ellos cargada una cruz de gran tamaño y otra una bandera mexicana.

A la cabeza de la procesión fue un remolque jalado por un tractor, y entre pacas de heno las figuras del santo patrono.

Luego de transitar un tramo de la Carretera Juárez-Porvenir, la procesión se internó por una brecha rumbo a la Acequia Madre. Sobre dos de los puentes, el grupo se detuvo para entonar una alabanza y arrojar flores a las aguas. Una danza de matachines acompañó la procesión y marcó el paso con el sonido de sus tambores.

El organizador de este acto; el profesor Manuel Robles, hizo notar que a diferencia de otros años, ahora se tuvo que utilizar flores de plástico, para ser arrojadas a las aguas negras (se supone que tratadas) del canal de riego de los sembradíos del Valle de Juárez.

-Antes, en las orillas de la acequia siempre había flores. Ahora, por la sequía, no hay nada…- dijo Flores, nombrado hace algunos años por activistas de México y Estados Unidos como Guardián del Río Bravo.

Luego de dar una vuelta en U, la procesión regresó al punto de partida –el Museo Regional- donde se llevó a cabo una comida comunitaria. Antes de proceder a la bendición de los alimentos, el anfitrión hizo un pronunciamiento contra el proyecto de extracción del gas shale por el método del fracking, por ser altamente destructor y contaminante del medio ambiente.

El evento transcurrió sin incidentes, a excepción de que otra vez un perro que acompañaba la procesión se acercó a la orilla de la Acequia Madre y estuvo en peligro de caer a las aguas.

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