Una enorme ola de ritmo y armonías sacudió el escenario de masivos del Décimo Festival Internacional Chihuahua la noche del miércoles.
El colombiano Yuri Buenaventura y su orquesta salsera presentaron su (¡irresistible!) propuesta musical de salsa (¡con mucho sabor y candela!), poniendo a los fronterizos a bailar durante mayor parte de los 90 minutos del espectáculo.
En su primera visita al país y a la ciudad, Buenaventura y su grupo desarrollaron un programa musical lleno de energía, aunque también con piezas de ritmo más lento y con letras que mueven a la reflexión, como No estoy contigo, un tema dedicado a los secuestrados en Colombia y en cualquier lugar del mundo.
-Es para recordar con amor a toda persona donde se encuentre, esté amarrado a un árbol o a la pata de una cama, que no haya olvido…- dijo el cantante antes de la emotiva interpretación de la pieza.
La presentación de Buenaventura y su grupo había abierto con Herencia africana, y continuó con Guajiro del monte, Romper la cadena, Plazos traicioneros, Prende el fogón, Salsa, Fuego a la caña, El Todopoderoso, Banano de uraba, Señor sereno, Temes, Canción y Mala vida, todas con el irresistible ritmo y cadencia de la salsa.
La propuesta de Buenaventura resalta la herencia negra del género, con el uso extensivo de los instrumentos de percusión como bongó y congas, en lo que es definido por el propio artista como «salsa negra». La mitad de los músicos y cantantes de esta agrupación, son afrodescendientes.
Además de las poderosas voces de Buenaventura y sus coros (dos hombres), las coreografías de los tres le imprimieron mayor dinamismo a la presentación. Con la pieza llamada Fuego a la caña, al tiempo de bailar los tres hacían con el brazo el movimiento de corte de caña con machete.
Una sorpresa de la noche fue la interpretación en el idioma original -en francés- de Ne me quitte pas, en versión salsa romántica.
Aunque fueron varias las piezas que le solicitó el público, sólo Cuánto te debo fue agregada a la presentación, con la observación de que no la tenían ensayada, y en ese entendido a vér cómo les salía.
Entre pieza y pieza, Yuri manifestó su admiración por México y Ciudad Juárez, y agradeció la «hemorragia de aplausos» que le tributaba el eufórico público.
Mostrando su buen humor, celebró la coincidencia entre su comunidad natal (a la cual rinde homenaje con su nombre artístico) y otra del extenso territorio chihuahuense que pisaba por vez primera.
-Viniendo de Chihuahua hay un pueblo que se llama Buenaventura. Somos de allí…- bromeó.
La presentación continuó con una buena público que convertido el espacio en una pista de baile, incluidos algunos colombianos que desplegaron una bandaera de su páis.
-¿Será que aquí hay gente de Colombia?- preguntó mientras saludaba con su mano en alto. Los aplausos no se hicieron esperar.
Con los coros de México te dedico guagancó, la memorable presentación terminó. (Fotos: Gabriel Cardona/FICH)












