Una de las tradiciones que permanecen entre los juarenses, fue cumplida una vez más este día de Nochebuena. Se trata del Santa Bombero, que desde mediados del siglo pasado (oficialmente son 73 años) se encarga de distribuir juguetes entre los niños de familias de escasos recursos. La Central de Bomberos quedó convertida en el Cuartel de Santa Claus, con montañas de juguetes de todas clases: muñecas, trastecitos, peluches, balones, triciclos…
Los bomberos son, por este día, Santa Claus. El resto del año han sido sus ayudantes.
Los juguetes entregados en esta fecha, provienen de las donaciones de personas a ambos lados de la frontera, esto es de Ciudad Juárez y de El Paso. Muchos de los niños que los recibirán, sólo de esta manera han podido tener una Feliz Navidad.
Durante todo el año, los integrantes del Heroico Cuerpo de Bomberos han trabajado en la reparación, limpieza, clasificación y embolsado de los juguetes. Esto lo realizan mientras se encuentran de guardia ara cualquier servicio que les sea requerido: desde incendios, hasta personas atrapadas en vehículos.
Esta tradición muyjuarense data de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, y fue iniciada por el primer jefe de la corporación, don Leonardo Solís Barraza. Hasta hace pocos años, la entrega de juguetes se llevaba a cabo precisamente en Navidad (el 25 de diciembre).
Cada año, 12 mil bolsas de juguetes y una gran cantidad de bicicletas son entregadas a los niños juarenses.
Para ser de los primeros en la fila, muchas familias acamparon desde la madrugada del domingo, por lo que pernoctaron al aire libre con temperaturas cercanas a los cero grados.
No sólo chamarras y abrigos, sino cobijas y una serie de fogatas, permitieron a las familias soportar el frío invernal. Café, champurrado, tamales y pan dulce, fueron distribuidos por los bomberos y por grupos altruistas que siempre se han presentes.
Funcionarios del gobierno local participaron en la actividad, durante toda la mañana.
Como mecanismo de control, por primera vez se aplicó tinta indeleble al dedo pulgar de cada niño al haber recibido su paquete de juguetes o bicicleta (el regalo más solicitado), y asimismo a la madre o al padre.
-Es que salen, y se vuelven a formar en la fila, para recibir juguetes otra vez…- explicó un bombero.
Este año, el lento ritmo en la donación de juguetes hacía temer que no se alcanzaría la meta de 12 mil paquetes. Pero todo salió bien, ya que además los funcionarios colaboraron vía descuento en nómina, tanto para juguetes como para los pollos que fueron distribuidos la víspera, según se indicó.






















