ARTISTA FRONTERIZA Y UNIVERSAL


La esperadísima retrospectiva sobre la obra y legado de Margarita Gándara Orona («Mago»), fallecida en El Paso (Texas) hace poco más de un año, abrió sus puertas al público el pasado viernes en el Museo de Arte de Ciudad Juárez, donde permanecerá por dos meses (hasta el 7 de septiembre).

Se trata de de una exposición que requirió esfuerzos y sinergias de personas e instituciones a ambos lados de la frontera -y con la familia de la artista, particularmente su hijo Rubén- pues una parte de la obra tuvo que cruzar la línea fronteriza desde El Paso (Texas), para lo cual se realizaron gestiones a nivel diplomático.

La exposición intitulada Mago | El silencio y el tiempo, reune sus distintivos murales portátiles, escultura, pintura y dibujos, así como fotografías de gran formato de las piezas que son monumentos urbanos en ambas ciudades fronterizas (El milagro del Tepeyac y San Francisco de Asís elaboradas en ferrocemento y mosaico,entre otras), para un total de 60.

La muestra ocupa la totalidad del recinto y no sólo la parte central bajo el domo, como estaba contemplado inicialmente (y que tiene el problema de convertirse en un sauna), dada la vastedad de la obra de Mago, artista plástica considerada la muralista de la frontera.

La exposición está dividida en cuatro secciones: 1) reproducción de murales en el espacio público; 2) vida y filosofía de la artista; 3) técnicas y aportaciones a las artes en la frontera norte, y 4) últimos años de vida y obra en El Paso, Texas.

Las cédulas de las obras y los textos introductorios de cada sección, están tanto en español como en inglés.

La curaduría de la exhibición es atribuida a Laura Ochoa, Julio Morales y Diana Ginez por parte de Casa Estudio CUI, aunque en el mismo acto inaugural se indicó la participación del pintor Mario Parra para la construcción de la línea del tiempo de la obra de Mago, y asimismo la recreación del Estudio Altura que la artista tuvo en su casa en El Paso, Texas. Asimismo, se tuvo la participación del Colectivo Chopeke.

Se debe resaltar que resulta incomprensible que en la ceremonia inaugural se haya omitido la participación al micrófono Mtro. Parra, no sólo por su importante intervención señalada líneas arriba, sino como allegado, colega y exalumno de Mago, y que de los presentes era quien contaba con mayores elementos y conocimientos sobre el legado y obra de la artista que habitó y trabajó durante 30 años en su estudio de la colonia Libertad, en Ciudad Juárez.

A continuación, la semblanza que en la exposición se ofrece de la artista:

Margarita Gándara Armendáriz (sic) conocida como Mago, fue una artista fronteriza que nació el 8 de febrero de 1929 en El Paso, Texas, aunque fue registrada como mexicana por su abuelo. Desde muy joven surgió su interés por el arte, así que dedicó gran parte de su vida a la enseñanza y creación artística. Tuvo cinco hijos dentro de un matrimonio de 25 años.

Después de haber realizado sus estudios de arte y educación en Estados Unidos decide dedicarse al arte por completo, esto la llevó a romper esquemas sociales que estaban muy arraigados para su época al divorciarse y cruzar la frontera para regresar a sus raíces: México.

Elije (sic) la colonia Libertad, en el poniente de Ciudad Juárez, como su lugar de residencia. Allí construye su Casa Estudio CUI como proyecto de vida, para vivir de manera sencilla con lo mínimo necesario.

En completa soledad y en silencio reflexiona sobre sus orígenes, aprende a vivir la belleza de la vida cotidiana y del paisaje donde se encuentra, realizando pinturas de caballete, esculturas y hasta «milagritos» a base de mosaico, una de sus técnicas principales que utilizó en ocho murales ubicados en ambas ciudades fronterizas.

En su obra se puede observar la idea del tiempo no lineal, retoma elementos de la cultura prehispánica con temas relacionados con la dualidad, entre ellos el día y la noche, la luz y oscuridad. Además, su formación religiosa la hace inspirarse en la Virgen María y transforma el Credo católico como un posicionamiento ideológico, acorde con el estilo de vida que decidió vivir.

Durante 30 años su vida transcurrió entre Ciudad Juárez y estancias temporales en el estudio Altura en El Paso, Texas, donde decide radicar de manera definitiva en el 2011 por las condiciones de inseguridad de la ciudad, continuando con su actividad creativa hasta su muerte a la edad de 89 años, en febrero del 2018.

En su ir y venir de un lado a otro, Mago borró la frontera. Construyó lazos entre Ciudad Juárez y El Paso. Quienes convivimos y trabajos con ella fuimos testigos de su gran espíritu, de su amor al arte, a sus raíces y a la vida. Curaduría colaborativa por Casa Estudio CUI.

LA EXPERIMENTACIÓN

Mago exploró varias técnicas y materiales como el grabado, acuarela, acrílicos, pastel y óleo, las cuales combinaba y usaba para lograr texturas y efectos visuales.

En sus bocetos se ve una artista de primera intención al captar la esencia de las figuras y colores. En sus murales y lienzos de gran formato tiene varias influencias: en sus inicios se inspira en murales bizantinos y en los trabajos de muralistas italianos como Miguel Ángel. Después retoma las figuras escultóricas de David Alfaro Siqueiros y el manejo del color de Rufino Tamayo. También la inspira el movimiento chicano, que rescata las raíces de los orígenes de los migrantes, como parte de su identidad. Sentía especial admiración por artistas como Auguste Rodin, Vincent van Gogh, Frida Kahlo y Georgia O’Keeffe.

Desarrolla una técnica novedosa de mosaico en sus murales y esculturas basada en muros de albañilería y estructuras a base de poliuretano, fibra de vidrio y emplaste combinados con el uso de materiales como vidrio, mosaico, conchas, piedra, etcétera. Todos estos materiales sumados al contraste de color que manejaba, le permitían lograr matices, relieves y texturas.

Los temas religiosos como parte de su búsqueda y los temas cotidianos significaron un punto de apropiación para los espectadores del arte urbano que forma parte de su legado artístico.

LOS ÚLTIMOS DÍAS

En el 2011, por los problemas de inseguridad que se vivían en Ciudad Juárez, Mago se ve obligada a dejar su proyecto de vida en Casa Estudio CUI y establecerse de manera permanente en Altura, El Paso, Texas.

Durante estos años, se reinventa y se dedica a contemplar y recrear los paisajes de los valles agrícolas y del desierto, producto de los paseos con su hijo Rubén. Dentro de su búsqueda creativa explora nuevos materiales y mejora algunas de sus técnicas, tanto en acuarelas como en el mosaico.

Finalmente, tras una operación de corazón realizó su última escultura de gran escala, San Francisco de Asís, la cual desarrolló durante cerca de tres años, concluyéndola a los 88 años. Esta pieza realizada en su casa ubicada en la calle Altura, fue una respuesta a la violencia que la llevó a abandonar Ciudad Juárez.

Ella dedica esta obra al amor y creatividad como un medio de llegar a la paz.

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